viernes, 20 de noviembre de 2009
Escribir
No se para. Una vez que se comienza a escribir, que se toma el gusto por poner en palabras lo que se mueve en la cabeza no se para. Se convierte en parte de ti, en otra de tus partes. Como una mano, un ojo o una sonrisa. Yo no te libras de ser atacado por la necesidad de ver aparecer en línea las letras que tecleas. De ver formarse oraciones y párrafos. La palabra en papel pesa, tiene algo de real y palpable. Significa ver las cosas desde fuera, pero rebuscando dentro. Verlas, pero verlas hechas, construidas, hiladas, sólidas. No como pensamientos flotantes que navegan a la deriva en la cabeza. Verlas como bloques de recuerdo, espacios de memoria, islas de identidad y de presente, fotografías en forma de letras y oraciones. Hay algo ególatra en el escribir, algo de guardarte a ti mismo fuera, dejarte plasmado en alguna parte. Pero al mismo tiempo es un ejercicio privado, tuyo. Es imprecisable la razón por la que te sientas y comienzas a teclear lo que tecleas. Y se produce en soledad. Sin importar cuánta gente esté cerca, en el momento en que escribes estás sólo tú.
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Que inspiradoras palabras... qué poéticas! Nada más distante del tradicional entendido del "ser periodista" y que acertada descripción del acto creador de la expresión humana...
ResponderEliminarMe regocijo y celebro tanto crecimiento!!!
Paz y Bien
Renzo Herrera Moreno