lunes, 21 de junio de 2010

Descarga

Al parecer ser periodista no sirve de nada. Y menos periodista venezolana con experiencia venezolana. Si soy honesta siempre lo sospeché. Sí, ser periodista te permite acceder a cosas ajenas a los “mortales”, sí, te permite escribir de la realidad y convertirte en “generador de opinión”; sí, te pone en la misma categoría (aunque sea una falacia con todas sus letras) de Hemingway, Capote o García Márquez. Y ¿qué? El problema con ser periodista es que no se sabe muy bien qué eres o qué haces. Tus funciones, aunque relativamente claras cuando trabajas en un medio, no son de conocimiento común. Y eso no hace que, como en el cine y la literatura, estés rodeado de un halo de misterio y de coolness… sólo hace que seas poco más que inempleable.

En el trabajo de buscar trabajo cinco años de experiencia en un periódico de otro país valen poco. En el trabajo de buscar trabajo esos mismos cinco años te hacen descartable porque no son experiencia en los trabajos que estás buscando. Porque, my friends, esa idea del cine en que la gente trabaja de lo que sea en cuanto llega a otra parte es, como que yo tenga algo en común con Hemingway, una GRAN falacia. No. Para trabajar de “cualquier cosa” también se requiere experiencia. Nadie quiere a una inútil con las manos, aunque rápida tecleadora, de camarera. Es lógico. Nadie quiere a alguien que puede escribir una nota de una página en dos horas atendiendo clientes.

Da igual que repitas en incontables (y cada vez más destructivas para tu autoestima) entrevistas que aunque tengas poca experiencia en atención al cliente trabajar en un periódico te enseñó a tratar con gente, a generar empatía, raport. Cuando repito esa frase (ya no sé cuántas veces dicha) recibo una mirada en blanco, un “Simply my dear I don’t give a damn”. Porque realmente no importa. Soy inempleable porque nadie quiere a una trabajadora de 26 años que no tiene más que experiencia de redactora en un periódico. Nadie salvo, claro, algún medio. Pero eso sería imaginar una tierra de hadas en la que, en medio de la crisis actual, los medios contraten y, no sólo eso, sino que contraten a una periodista extranjera por encima de los periodistas españoles que no tienen trabajo.

Hace algunos meses me sentí aquí. Por fin, por primera vez, me dejé sentirme aquí. Me dejé reconocerme aquí, asumirme aquí, verme aquí. Y ahora, gracias a ese desliz de mis muros protectores, la posibilidad de volver es aún más difícil. Porque no tiene que ver sólo con el desastre, con el país, con Caracas. Tiene que ver con que me vi siendo otra. No en este presente, no. Me vi. Me vi viviendo aquí. Me vi saliendo en las mañanas de domingo al Retiro, me vi tomando cañas en terrazas con mis amigos, me vi recibiendo visitas y organizando cenas, me vi buscando apartamentos, me vi optando por caminar en vez de tomar el metro, me vi sonreír más que otra cosa…

Me vi… y ahora ya no me veo.

1 comentario:

  1. ¿Te sirve la descarga, Nerea?. Es buena la expresión. Incluso muy buena en cuanto a la distancia con la lucidez buscada. Me da la impresión de que el "cada vez más destructivas para tu autoestima" no es solamente técnica narrativa. Y no me gusta. Tu lucidez debe servirte para "saber", para estar convencida de que toda esta experiencia no carga sobre ti, que el sentirte inempleable no dice nada de ti, de Nerea Dolara, sino de esta sociedad que parece diseñada para el dislate. No parece. Es así. Una persona de tu valía enfrenta una tremenda dificultad para trabajar porque existe gente que hace cosas y toma decisiones que tienen esa consecuencia. Tu no estás en entredicho. Tu vales. Por cierto, ¿se te ha ocurrido fichar para un tiempo en una ONG?. Necesitan comunicadores. Explora el ambiente.

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